El León púrpura

 

El León púrpura


Un día cualquiera de finales de mayo

de un año cualquiera

nos fuimos a tierras de León

dos colegas amantes del trail,

Jandro y yo.


En aquella excursión pudimos ver

uno de los fenómenos naturales

más extraordinarios y maravillosos

que se pueden disfrutar en la cordillera cantábrica:


Ese día pudimos observar,

en vivo y al natural,

“el León púrpura”.


Ese magnífico León púrpura

se puede observar de muchas maneras.


Una buena manera

es acercarse al barrio húmedo de León.


Allí, entre tapas, pinchos y buen vino,

podremos verlo de soslayo

en alguna enseña de la ciudad…

 

 




Otra manera,

más beatífica y angelical,

es acercarse a la catedral de León

y disfrutar de las vidrieras.


Allí también podremos admirar el León púrpura




Pero ni Jandro, ni yo,

fuimos el 29 de mayo a la ciudad de León.


Ni comimos tapas, ni visitamos la catedral,

y sin embargo disfrutamos

del más bello y natural

“León púrpura”

que uno pueda imaginarse.


Vamos a contaros cómo fue

para que, sin demora,

vosotros también podáis disfrutar próximamente

del famoso…  “León púrpura”.


Nosotros, que desconocíamos la existencia

del León púrpura,

simplemente nos encaminamos desde Asturias

hacia Pola de Gordón

con el fin de extraviarnos por unas pistas

que podrían llevarnos al embalse de Barrios de luna.


Pero nuestro espíritu iba muy dispuesto a la aventura y,

una vez pasado el puerto de Pajares,

en cuanto nuestro ojo avizoró una pista cualquiera,

dejamos la carretera que nos llevaba a nuestro destino

y realizamos una primera incursión en la cordillera.


Ganaderos del pueblo nos indicaron

qué pistas estaban cerradas al tráfico



y por cuáles y hacia dónde se podía circular.

Hay que cruzar la vía del tren

y abrir algunas portillas…




Pero enseguida nos adentramos en terrenos desconocidos



Y fuimos ganando altura



Hasta que llegamos al pico en el que hay instalada una antena



Nos cruzamos con viejas rutas, recientemente señalizadas.



Las montañas calizas nos rodearon con su impresionante presencia.



Pero descartamos acometer las pistas

que coronan las cuestas más empinadas



y volviendo por el mismo camino

retomamos nuestro proyecto original:

buscar un paso hacia el embalse.


Para ello, llevando en las manos unos papelillos

del señor Sigpac como referencia,

nos adentramos por los primeros caminos de nuestra ruta…



Son viejos y empedrados caminos carreteros

que discurren por el fondo de un valle.



Que enlazan con nuevas y anchas pistas

de reciente trazado para la repoblación forestal

que recorremos fácilmente.





Las pistas, que se entrecruzan en un laberinto que no parece tener fin,

nos dirigen a un collado.



En algunas laderas,

los efectos de las roturaciones para la repoblación forestal

son muy visibles.



Hemos ganado altitud y nuestra perspectiva se amplía.



Los caminos parece que nos quieren llevar al infinito.




Hasta el momento, hemos podido seguir el itinerario

que teníamos previsto.



Pero desde aquí

ya podemos divisar el tramo

que quizá nos impida continuar.


La pista enfila hacia un picacho sin solución de continuidad.

Tendremos que llegar hasta allí para comprobarlo.



Tal como divisamos desde lejos,

la pista se termina bruscamente.

Los desniveles son importantes

y no queremos pisar praderas vírgenes.


Así que optamos por averiguar

si por otros valles laterales podemos llegar al embalse.




Pero no todas las pistas son practicables.

Tras echarles una ojeada a pie,

humildemente reconocemos

que estas bajadas, todavía, no están hechas para nosotros.



Buscamos alternativas por otros caminos que,

entre peñascos y paralelas a los arroyos,

parece que nos podrían conducir al embalse.



Pero el camino carretero 

acaba convirtiéndose en un irregular sendero.





Vista la imposibilidad

de trazar con nuestras motos

una ruta razonable hacia el embalse

nos volvemos por donde hemos venido.




y enfilamos hacia el norte,

buscando los pasos por la Cordillera Cantábrica,

que se divisa, de nuevo, tras las hayas.




A estas alturas del cuento

muchos os habréis fijado ya

en el “León púrpura”.


Los que todavía no lo hayáis visto

a través de las fotografías,

podréis observarlo, durante varios segundos,

en estas imágenes en movimiento.









Os advierto que ni los vídeos, ni las fotos

reflejan la mágica belleza

que podréis admirar con vuestros propios ojos

si viajáis en la época adecuada por toda la cordillera.


El causante de semejante milagro visual

es el humilde brezo,



que está en plena floración en toda la cordillera,




tiñendo de púrpura el paisaje,




no solo de León,





sino de Asturias, de Cantabria, de Palencia, de Burgos,

y de todo el norte de España.




Pero, os advierto una cosa…


Ni en Castilla, 

ni en Asturias, 

ni en Cantabria,

ni en otros lugares de España

podréis ver a León púrpura.


Al León, púrpura,

como es natural,

solo lo podréis ver en León,

tal como nos sucedió a nosotros.





Saludos