Furia de titanes. Segundo día de la Transportugal 2010
Furia de Titanes. Transportugal 2010. Segundo día.
No sé si alguien pudo dormir ese día.
Nos habiamos plantado en Miranda de Douro,
sin mapas detallados,
sin ninguna planificación sobre la ruta,
con una sola intención,
que habiamos decidido la víspera:
seguir con nuestras motos
el track de la famosa Transportugal.
¿Será posible?
Amanece el día uno de mayo en Miranda de Douro.
Oímos una canción…
No es la Internacional,
es el “Cumpleaños feliz”
que cantamos a Fraile y a Santi.
Un cumpleaños en toda regla
que celebramos convenientemente:
Celebramos un cumpleaños
Estamos de vacaciones,
Es el uno de mayo,
Y estamos preparados para salir de ruta
En dirección sur siguiendo el camino de la famosa ruta Transportugal.
Desde primera hora,
la acción en la puerta del hotel es trepidante.
En estas circunstancias,
por mucho que lo haya preparado,
no encuentro los guantes,
extraño la chaqueta que he escogido,
las botas me aprietan,
y no encuentro la forma de sujetar el pequeño equipaje que me llevo.
¿Arrancará la moto?
Con todo dispuesto,
nos disponemos a salir
Hacemos la foto de grupo,
antes de despedirnos de Euge,
que realizará en paralelo la ruta por carretera.
Las motos arrancaron
Recorremos las primeras pistas
Saltamos los primeros charcos
Atravesamos los primeros pueblos
Tenemos las primeras dudas en algunos cruces.
En los que tuvimos que dar la vuelta.
Rodamos por despejados tramos
Nos encontramos las primeras dificultades.
Senderos que no tenían continuidad
Caminos anegados de agua
que hubo que sortear.
Nunca pensé que hubiera tanta agua en el interior de Portugal.
Atravesamos zonas más agrestes,
Hacemos un descanso. Hay buen ánimo entre los moteros.
Nos encontramos antiguas calzadas empedradas
que, en la subida, nos ponen en aprietos.
Más adelante, en una angosta hondonada
las cosas se complican.
Un estrecho arroyo se interpone entre dos fértiles orillas.
Sí Fraile, el puente está roto, abandonado.
Xosenel prospecta el paso.
Los demás echamos un vistazo.
Mientras él se ríe, a mí se me hace un nudo en el estómago.
El discurrir del arroyo,
más profundo de lo que parece,
hace sonar una canción:
¿Por qué te metes en estos líos, Rodriguín?.
Creo que la canción,
también la escuchan otros.
Pero lo peor que podía ocurrir con Xosenel,
ya está ocurriendo.
Ya estamos jodidos. Nos espera en la otra orilla.
Como ya conozco a estos tíos un poquito,
creo que tendremos que pasar
para ser “moteros de verdad”.
Comienzan unos:
Josafrik, con la XR completamente cargada.
Ostia, es tan profundo como parecía
y la salida no es nada fácil.
Siguen otros.
Fraile con la rejuvenecida Dominator .
Santi con la GS 800
Apartaos, que me toca.
JLA con la Dominator.
Sin ayuda en la salida
te puedes volver al arroyo.
Mientras tanto, Euge, que nos sigue en paralelo
lleva el viaje a otro ritmo.
Se dedica a visitar los pueblos de la ruta.
Con él nos hemos citado para comer,
y ha oteado los mejores restaurantes.
La carta no es extensa.
Junto a numerosos platos de excelente carne asada a la parrilla
Encontramos todas las formas posibles de elaborar el bacalao.
Así que, a la hora de la comida,
oímos el estribillo,
que nos acompañará durante todo el viaje:
- Fraile. ¿Qué quieres para comer?
- Bacalao.
- Fraile. ¿Qué quieres para cenar?
- Bacalao, Bacalao
- Fraile. ¿Qué quieres para desayunar?
- Bacalao, Bacalao, Bacalao
Prolongamos la sobremesa con animada charla
y a la salida del restaurante
nos encontramos con que …
los primeros ciclistas
que recorren en competición la Transportugal
nos están dando alcance.
La Transportugal, que lleva celebrándose desde hace varios años
como una de las competiciones más exigentes para ciclistas de montaña,
parte de Braganza
y recorre Portugal de Norte a Sur
hasta la ciudad de Sagres,
muy cerca del cabo San Vicente.
El inicio de nuestra ruta en Miranda de Douro
se debió a nuestro interés
por no coincidir en nuestro improvisado viaje
con la competición de BTT que partía de Braganza
¡¡¡ el mismo día!!!
Pensábamos que, aunque compartiéramos la misma ruta,
si salíamos 80 km. por delante de los ciclistas,
cuadros de acero contra fibra de carbono,
motor de explosión contra piernas entrenadas,
nunca nos alcanzarían.
Pero, en la plaza del pueblo,
nos encontramos que los esforzados ciclistas
nos estaban dando alcance,
y que otros factores estaban decidiendo la balanza,
higos secos y barras energéticas contra grandes comilonas,
el constante pedaleo contra animadas sobremesas.
No cabía duda que, a este ritmo,
los higos secos y las barritas energéticas
nos estaban ganando la partida.
Había que rodar ya,
y a buen ritmo,
si no queríamos entorpecer la competición ciclista,
y olvidar ya los piélagos y arroyos
que se habían cruzado en el camino.
Las despejadas pistas que encontramos por la tarde
asomadas como balcones sobre el Duero
nos permitieron cumplir nuestro propósito:
circular muy rápido y a buen ritmo,
Solo alguna parada en los miradores naturales sobre el río
Para admirar la ribera española, desde la orilla portuguesa:
aquí… perfectamente cultivado,
allí… barbecho.
Aquí… parque natural,
allí… canteras que vierten sobre el Duero.
El track que Xosenel había descargado,
con el que guía nuestra ruta
estaba dando resultado.
Habíamos despistado a los ciclistas
Mientras tanto,
Euge disfrutaba de las orillas del Duero
desde otro punto de vista,
más tranquilo.
Cuando el sol de la tarde todavía estaba en su apogeo
y el calor que desprendía la tierra nos asaba,
una bifurcación de la pista principal,
nos encaminó hacia un empinado,
estrecho
y curvilíneo sendero
que desaparecía tras la vegetación.
Hacemos la parada obligada para prospectar su continuidad.
¿Tendrá salida?
Allí, en la ladera de una de las torrenteras,
que conformando un atormentado paisaje,
se vuelcan en el gran río,
la disparidad de opiniones
sobre la conveniencia de abordar el tramo
nos desperdiga a lo largo de unos soleados precipicios.
El sendero sobre la atormentada ladera
Se acaba convirtiendo en una vieja y desvencijada calzada
Colgada sobre un precipicio
en la que solo sobresalen algunas losas llenas de musgo.
Xosenel sigue adelante.
Fraile tras algunas dudas le sigue.
Los dos desaparecen ocultos por las escobas
entre las anfractuosidades del paisaje.
Yo desmonto.
No me hace ninguna gracia ir haciendo trial
al lado de un precipicio,
sin poder ver los escalones de la calzada,
ya que las escobas lo impiden en numerosas ocasiones.
Hago el esfuerzo de empujar a la ligera Husqvarna
en tan delicado trance durante unos pocos metros.
Jadeante tras un denodado esfuerzo,
obteniendo muy pocos resultados,
decido dar la vuelta.
Xosenel, desde la punta de los acantilados
a los que han llegado,
también nos recomienda
que no continuemos.
La cosa está chunga de verdad.
A pesar de todo, Fraile y él deciden seguir adelante,
ya que el camino de retorno
tampoco se presentaba nada fácil.
Los dos grupos,
nos citamos en diversos lugares de la ruta,
a distintas horas,
para tratar de acercarnos juntos al próximo pueblo.
No es fácil dar la vuelta en tan estrechos y peligrosos senderos
En los que apenas hay sitio para apoyar las motos
Pero no nos queda más remedio que buscar una ruta alternativa.
Xosenel y Fraile están decididos a seguir hacia adelante.
No lo van a tener nada fácil en la empinada y peligrosa calzada
La vegetación oculta el,
nadie sabe desde cuando,
intransitado camino.
Afortunadamente, el viejo puente que daba servicio a la calzada aún se conserva.
Logran atravesarlo,
pero tras el continuado esfuerzo,
están exhaustos.
Aún tienen que remontar
otro tramo de calzada
hasta la carretera
en la que nos encontraremos
Allí, los rostros de todos reflejan el gran esfuerzo realizado.
Sepan todos los que se atrevan
a transitar por su calzada,
que a nosotros, Santa Ana,
nos cobró en sudor y esfuerzo su tributo.
Pero,
si vais por allí,
sabed que si no tenéis cuidado,
también a vosotros os lo puede cobrar la parca
y despeñaros.
Hoy, de momento… nos reímos,
mañana… comeremos higos secos,
y esta tarde, para celebrarlo…
chumaremos gasolina.