ITINERARIUM RODERIKUS II. LEGIO VII- SEGISAMO
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Por cualquier sitio que encamines tus pasos en León …
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Acabarás encontrándote con tus amigos…
con las murallas romanas, que aún se conservan…
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O con la catedral …
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En esta ocasión fueron Blanca, Xosenel y Belén
los que se vistieron de romanos.
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En León comienza la segunda etapa de nuestra ruta.
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Nos dirigimos a Lancia,
situada a muy pocas millas de León.
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Dirás que solo para para ver estas piedras
no se te ocurrirá venir hasta aquí,
por muy astur que haya sido la ciudad de Lancia.
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Y tienes toda la razón.
Si quieres ver un atisbo de la riqueza que hubo en Lancia
deberás visitar no muy lejos de aquí
el monasterio de San Miguel de la Escalada.
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Allí te contarán que en este antiguo monasterio
mandado edificar por los primeros reyes leoneses
parte de las columnas fueron traidas de las ruinas de Lancia.
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Pero nosotros, a lo nuestro…
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La calzada romana la aprovechan en parte los peregrinos a Santiago,
que en estas enormes soledades
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tienen unos cuantos lugares acondicionados para su descanso.
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Numerosos tramos de la vieja calzada
han sido aplanados y ensanchados por las excavadoras,
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pero, con un poco de imaginación,
todavía podrás sentir que caminas sobre las huellas de las legiones.
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Tal como les ocurría a los carreteros de antaño,
que no engrasaban sus ejes, le ocurrió a Xosenel,
que nos dió una lección magistral de mecánica.
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Gracias a las sabias confidencias telefónicas de Sebito,
que tiene en la cabeza todas las referencias
de las piezas de una Africa Twin,
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y gracias al taller “El Catalán” de Sahagún
que amablemente abre cuando todo está cerrado,
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Xosenel cambió los rodamientos de la rueda trasera
con un mazo y un hierro que le dejaron.
Parece que no hace falta más
cuando sobra habilidad mecánica.
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Hasta los caballeros medievales del camino,
aunque un tanto estáticos, se mostraron admirados.
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Compartimos parte de la ruta con el Camino a Santiago,
que en tramos se superpone a la calzada.
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Y cruzamos las cañadas que en otras ocasiones recorrimos.
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Para saber cómo vivían los romanos ricos,
debeis poneros en el lugar de los patricios
y no de los esclavos,
y debeis hacer una parada en plena ruta
en Quintanilla de la Cueza
para ver la villa romana de La Tejada
y conocer cuáles eran las modas del momento
en cuanto a finos mosaicos se refiere, claro.
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Así, de paso, dejais que a Neptuno,
el dios de las nubes y de las tormentas
se le pasen sus enfados.
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Si disfrutais con los mosaicos romanos
es el momento de que os desvieis hasta Saldaña
para visitar la villa romana de La Olmeda,
donde el señor de la domus
echó el resto según la última moda del Imperio.
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El atardecer tras la tormenta
en el camino hacia Lacobriga,
que hoy llaman Carrión de los Condes,
nos brindó estampas memorables.
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En Lacobriga, hacemos una parada para ver a la contorsionista
del arco de la iglesia
que distrae a uno de los músicos,
hombre al fin y al cabo,
antes que músico.
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En Carrión de los Condes
Xosenel, Belén, Blanca y yo cenamos con animada tertulia,
paseamos con tertulia y desayunamos con tertulia.
Os prometo que no hablamos ni un poquito de romanos.
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A la mañana siguiente nuestro viaje continua sin interrupción
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para visitar una pequeña maravilla del Camino de Santiago
en Villarcázar de Sirga.
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En su interior se encuantra la imagen de Santa María
cuyos milagros inspiraron las Cantigas a Alfonso X el Sabio
cuando pasó por aquí.
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Pincha en la imagen para oir la música
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Seguimos hacia el Este por la Via Itálica
alejada ya del camino de Santigo.
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Hasta llegar a Melgar de Fernamental,
donde no queremos saber nada de los quintos pintores.
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Porque nosotros vamos en busca de los únicos miliarios
que se conservan de esta calzada.
Están en la plaza mayor de Padilla de Abajo.
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Pueblo donde no es fácil distinguir
las cigüeñas de verdad de las de mentira.
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Los miliarios, que antes estaban a la intemperie,
embutidos en el muro que rodea la iglesia
han sido alojados a cubierto en el Ayuntamiento.
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Allí, en su nueva ubicación,
modernas gorgonas
las protegen de las inclemencias del tiempo …
pero no del mal gusto.
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¡Como la Havdienzia de Padilla tome cartas en el asunto
los del pueblo se van a enterar!
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Y como los de la Real Academia tomen cartas en el asunto
los de la Havdienzia se van a enterar.
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Muy cerca de Segisamo, nos encontramos con otro puente romano
que algunos no pueden evitar cruzar.
Creo que sienten la llamada del Imperio,
o mas bien del aroma a cordero asado
que el viento nos traía desde Olmillos de Sasamón.--
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Por culpa del cordero que nos llamaba con urgencia desde Olmillos
pasamos de largo por Sasamón,
milla cero para los romanos que cruzaban esta ruta hacia León.
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Si has llegado con nosotros hasta aquí
ya sabes que sí se pueden recorrer, aún hoy,
las viejas calzadas romanas,
al menos, con la imaginación.
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