Motard delle Dolomiti
Si quieres recorrer todos los “col”
de los Alpes
como dicen en Francia,
los “pass” como se dice en alemán,
o los “passos”, tal como los llamaría un italiano,
debes espabilarte bien.
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Deberás recorrer muchos kilómetros
y tomar muchas curvas:
Mont Ventoux, Col de la Bonette, Col de Galibier, Col de Cayolle,
Col de Izard, Paso di Gavia, Passo di Mendola,
Passo di Pennes, Passo Falzarego, Passo del Sella,
San Gotardo, el Stelvio, el Col d.´Iseran,
el grande y el pequeño San Bernardo, Nufenen pass, Alpe D´Huez …
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Como me gustaría llegar a ser ser un buen motard
me fijo con mucha atención en lo que hacen los demás.
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Pero, cuando cada mañana
me asomo por primera vez a la ventana,
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ya los oigo rugir en la carretera.
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¡Ostia, hoy también me he levantado un poco tarde.!
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Comprendo que, en ruta,
nunca debo ponerme
en la cola de una caravana de coches.
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Los bravos moteros los adelantan,
tal como hacen conmigo,
que siempre soy el último de la cola.
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¡¡¡Las motos tienen que adelantar a los coches!!!
Da igual como lo hagan,
ya venga uno de frente,
haya línea continua
o no haya visibilidad.
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¡¡El bravo motero nunca se queda detrás de un coche.!!
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Yo trato de hacer lo mismo durante un rato.
Incluso llego a alcanzar un Porsche en un tramo complicado.
Aquí teneis la prueba.
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Pero, tras saltarme diecisiete normas de tráfico,
decido relajarme.
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En Col de Mont Cenis sujeto a la moto
que quiere adelantar a un camión por el arcén
pisando la línea continua
de un tramo en obras de un único sentido.
¡Se ve que la moto es más brava que yo!
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Sin esperarlo, sin señalar la maniobra,
el camión gira bruscamente a la izquierda.
¡¡Me alegro de no haber sido lo bastante bravo esta mañana!!
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Para llegar a las Dolomitas,
he tenido que hacer una larga ruta de aproximación:
Col de Mont Cenis, Torino, Milano, Bergamo, Brescia, …
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y Lago di Garda,
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En passo di Mendola
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veo el primer cartel en que se nombra a las Dolomitas.
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Eso quiere decir que cada vez están más cerca.
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De hecho, las Dolomitas forman un arco
entre Madonna de Campiglio y la laguna de Misurina.
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Madonna di Campiglio, Bolzano, Canazei, Cortina di Campezo, Misurina, …
¡¡¡Coño, pero si ya estoy en las Dolomitas.!!!
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Los moteros siempre se saludan.
Así que yo también procuro saludar.
Pero en medio de las cerradas curvas,
demasiado aferrado al manillar,
se me hace difícil soltar la mano.
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He oído que la moto se maneja con el manillar y con el culo.
Así que procuro soltar el manillar
y manejar la moto con los desplazamientos del cuerpo.
Así la mano izquierda se me va quedando más libre
y puedo ser más simpático con los moteros que me cruzo.
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Practico el signo de la victoria elevando la mano por encima del hombro,
pero resulta demasiado exagerado.
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Estiro el brazo con los dos dedos juntos a la altura de la cadera,
con un ligero ángulo. Así casi parezco un campeón.
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Y cuando lo del culo no funciona del todo,
casi sin separar la muñeca del extremo del manillar,
extiendo los dedos hacia arriba.
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Pero no me gusta porque con esa muñeca doblada hacia arriba
me sale un saludo, digamos, un poco amariconado,
que reservo únicamente para las situaciones más apuradas.
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A partir de entonces,
me concentro en los saludos
y en lo de manejar la moto con el culo.
Y en cuanto me descuido,
¡¡¡zas!!!
saludo unos ciclistas que no conozco de nada.
¡¡¡Glups!!! Lo siento. Soy gilipollas.
¡Un motero no puede ser tan simpático!
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En el Passo di Giau
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hago la subida a una montaña más bonita que conozco.
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Arriba el espectáculo me deja con la boca abierta.
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Una primera vista panorámica de las montañas Dolomitas que me deja pasmado.
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Solo por ver esto el viaje ha merecido la pena.
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El recorrido por los Alpes está plagado de lazos o tornanti.
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El disfrute del motero consiste en calcular la velocidad adecuada
para tumbar la moto lo necesario
y surcarlos todos ellos sin tocar el freno ni una vez.
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Los tornanti, como dicen en Italia,
pueden estar aderezados por precipicios,
ausencia de quitamiedos,
estrecheces de la calzada,
túneles, desprendimientos,
niebla, nieve, hielo
o cualquier otro ser
animado o inanimado,
que habite en la carretera.
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En cualquiera de los pasos,
los tornanti pueden formar cadenas interminables
que están cuidadosamente numeradas.
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El recorrido que realizo por la tarde entre Cortina d´Ampezzo y Misurina
excede la belleza que pueda imaginar:
el verde de los abetos
contrasta con el gris de las calizas
y el rosa del reflejo de los últimos rayos del sol en la dolomita.
Es la “enrosada”.
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Cortina d´Ampezzo parece un pueblo de ricos,
así que me agarro bien la cartera antes de bajarme de la moto.
Por suerte no he encontrado plaza en los hoteles de Musurina,
junto al lago,
donde creo que me hubieran metido un buen clavo.
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Me alojo poco antes de Cortina
en uno de tantos hoteles que gustan de acoger motards
haciéndoles, eso dicen, algún descuento,
aunque como yo lleguen con las últimas luces del día.
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Son las ocho de la tarde y a las ocho y media cierran el restaurante.
Eso significa que hasta las 10:30 podré estar en la discoteca
y a las 11 podré estar en la cama.
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A ver si mañana madrugo como los moteros de por aquí,
porque aquí a las 9:30 dejan de dar los desayunos.
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El hotelito,
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que cuenta con una bonita terraza con vistas para cuando es de día,
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está decorado con mucho gusto.
Recupera motivos antiguos
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y esculturas de santos
agradecidos de estar fuera de sus hornacinas.
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Me entretengo leyendo la revista
que publica la cámara de empresarios de Cortina.
Cuatricomía en papel de buen gramaje
para una revista de autobombo
sobre las bondades turísticas de la región.
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Nada que objetar.
Pero me llaman la atención las páginas dedicadas a uno de los próceres locales
que celebra su cumpleaños en la Costa azul.
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Sí que va a ser de pijos este pueblo.
Por lo menos, ¡tanto como Marbella!
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Más aún me llama la atención un artículo
dedicado a la recuperación
de la Compannia degli Stutzen
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con los lemas familia, dios, tradición e imperio.
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El articulista se empeña en reivindicar las tradiciones locales más rancias y militaristas
por via de un supuesto folklore
que, según él, no quiere ir en contradicción con el espíritu europeista.
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Círculos cuadrados en papel de alta calidad
allá en Cortina, el pueblo de los ricos.
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Las Dolomitas ofrecen recorridos interminables
para que los moteros pasen por aquí
varios días …
semanas …
meses …
e incluso años …
disfrutando de la moto
sin repetir itinerario.
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A estas alturas del viaje,
ya había recorrido
buena parte de esas interminables rutas,
y me sentía como si fuera
un verdadero
“motard delle Dolomiti”.
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Pero nunca era suficiente.
No me importaba cuántos “col”, “passos” o “pass”
había tenido que recorrer
para llegar aquí…
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porque cada día,
cuando me levantaba por la mañana,
quería …
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