No hay dos sin tres
No hay dos sin tres
La ruta de la Tinetensis tiene cinco o seis etapas.
Ni dos, ni tres.
Nos juntamos seis:
Fran, Josafrik, Atilano, Roces y Benja,
con el que hace mucho que no coincidíamos,
para ver si recorríamos algunas etapas de esta famosa ruta.
Y no llegamos ni a la dos, ni a la tres.
Y eso que hasta Xosenel se acercó
para darnos la salida.
La ruta de acceso fue guiada por Fran
con tramos preciosos.
Ahí nos hizo Roces esta espléndida foto.
Y se ha puesto más contento.
En el camino, Fran trató de impresionar a Atilano
acerca de las cuestas que él sube por ahí
cuando va solo y nadie lo ve.
Benja, al que vemos menos de lo que nos gustaría,
que no pierde el contacto ni con la moto, ni con nosotros,
me parece que lleva la moto sospechosamente limpia … .
Esta cuestecilla es la prueba de que Fran exageraba.
Aunque tuvimos alguna sorpresa inesperada
que nos hizo empujar un rato.
El inicio de uno de los tramos lo frustramos a tiempo,
avisados por unos vaqueros
de la presencia de comanches en las montañas.
Yo creo que todos íbamos en son de paz,
pero para conservar las cabelleras más seguras,
elegimos otra ruta.
En la búsqueda de ruta alternativa por secundarias,
Benja, Roces y Atilano,
se fueron despidiendo
para llegar a comer a casa.
.
Los demás seguimos hasta el Aguión,
Solo hay tres radares meteorológicos
como este en todo el Cantábrico:
uno en La Coruña, otro en Bilbao,
y este del Pico Aguión de Salas.
Allí paramos a comer,
con tertulia ante horizontes infinitos
.
.
Allí fue Josafrik el que trató de impresionar a Fran
sobre las cuestas que sube cuando no lo ve nadie.
.
.
.
El que sí me impresionó fue Fran,
haciendo reparaciones con su multiherramienta
ante un tornillo roto.
Mas tarde nos fuimos a La Espina,
con magníficas vistas de la cordillera nevada.
Seguimos algunas pistas nuevas que desconocíamos.
Y nos encontramos con maravillosas maravillas….
.
.
Cuando llegamos al inicio de la segunda etapa …
eran las cinco de la tarde
y se hizo para todos la hora de volver,
así que tomamos el caminito de vuelta por asfalto.
Así que, amigos, ahí siguen esperando
las etapas de la Tinetensis.
La dos y la tres siguen intactas, inviolables,
a la espera de intrépidos traileros
que no se demoren en los accesos.
No sé qué pasa con las etapas de la Tinetensis.
Es como si cada vez que nos acercamos a ellas
nos topáramos con muros impenetrables.
A nosotros, el tramo dos y el tres
se nos han resistido,
pero disfrutamos de un día precioso,
rodando con magníficas vistas
y buena compañía.
Saludos