Rodez, Rodez, malditos.
A mis once años, el francés no parecía difícil.
- Nous partons pour la France.
- A et quand partez vous?
- Nous partons a fin de la semaine.
No pasé de ahí.
Pero ahora, casi cuarenta años después,
me dispongo a poner en práctica las tres primeras frases
de aquel famoso método Assimil
para aprender francés sin esfuerzo.
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Me despido de mis amigos un sábado
con la idea de ir a recorrer
uno de los destinos clásicos de los moteros: las Dolomitas.
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Como creo que hay que pasar por Francia
y no me cabe duda de que Francia
es un sitio elegante me ajusto bien la pajarita.
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Las Dolomitas habitan sobre todo
en el territorio de mi imaginación:
una amalgama interminable
de maravillosos paisajes de alta montaña
surcados por sinuosas carreteras
que hacen las delicias de los viajeros de todo el mundo.
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En el entorno de las Dolomitas, parte oriental de los Alpes,
se encuentran algunos de los pasos por carretera más elevados de Europa
como el Stelvio, el Iseran, el Gran San Bernardo, el paso de San Gotardo,
y tantos otros que son destino obligado
de los motard de Francia, Italia, Austria, Gran Bretaña, España, …
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¡¡¡Hay que ir a las Dolomitas!!!
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Pero las Dolomitas están muy lejos de Asturias.
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Es obligado realizar una larga etapa de aproximación en dirección al noreste.
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Al menos debo atravesar Noreña, donde vive Xosenel, Santander, Bilbao,
San Sebastián, que es el último pueblo más allá de Bilbao,
cruzar la frontera y recorrer media Francia…
Pau, Tarbes, Toulouse,
y todo lo que me tiempo a avanzar de la otra media.
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La verdad es que no llevo una ruta definida
y pasada la frontera,
me dirijo hacia el este
procurando huir de las grandes autopistas.
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El objetivo de este día es rodar, rodar y rodar.
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Según va pasando el día paso por Dax (no veo las termas romanas),
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por Mont Marsan (no paro a probar el queso Le Petit Basque que se anuncia por todos los lados),
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por Toulouse (por el que paso de largo, total tenemos otra en España),
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por Albi (ni rastro de los herejes albigenses),
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por la región de Armagnac, (ni lo huelo).
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Se me hace de noche en la región de Aveyron
donde es imposible, sin luz, hallar al niño salvaje.
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Llego a la conclusión de que mi destino de hoy
simplemente es rodar, rodar y rodar,
así que, como no puede ser de otra manera,
llego a Rodez.
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Parece que el método Assimil funciona:
- Rodad, rodad, rodad.
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Me alojo en el primer hotel que encuentro junto a la catedral,
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que aunque no se construyó para ser iluminada,
está más bonita de noche que de día.
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Compruebo que el hotel es un hotel“chic”.
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Ser un hotel “chic” en Francia significa que,
aunque falte una bombilla,
el suelo cruja con cada paso,
la ducha no tenga soporte
y para mear haya que hacer un arco debido a que la buhardilla te da en la cabeza,
todo eso no te importa.
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Estás en “la France” y el hotel “C´est chic”.
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¡Viva el método Assimil!
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Abro sobre la cama el mapa de Francia por primera vez en este viaje
para trazar la ruta hacia los Alpes
y observo con alegría que las Dolomitas ni aparecen.
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¡¡¡Eso sí que es estar lejos!!!
¡¡¡Más allá de Francia, nada menos.!!!
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Así que sigo sin saber muy bien por dónde están las Dolomitas.
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Pero no me importa
porque en Francia
se puede ir a las Dolomitas desde cualquier sitio.
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Desde todos los cruces se puede ir a todos los sitios
y todo está muy bien indicado:
el camping,
la crepería,
el hotel,
los jacobinos,
el charlestón,
la república, ….
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¡¡¡Hummm!!! ¡¡¡Qué bien se está en Francia
y qué bien suena eso de … las Dolomitas.!!!
