Jabalí trail III. Por el noroeste de Portugal
Jabalí trail III. Por el Noreste de Portugal.
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Primero fue Asturias y el occidente salvaje,
después Los Ancares leoneses,
donde todavía se puede oir aullar a los lobos
en las noches de luna.
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Mas tarde la Tebaida berciana,
el valle del Silencio
y Sanabria.
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Unos pocos kilómetros más y entramos en Portugal
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No hay frontera, solo unos mojones indican con una E,
que esto es España.
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Una P. Este lado es Portugal.
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Algunas casas de este pueblo
deben tener la cocina en España
y el salón en Portugal.
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Los antiguos molinos también dejaron de moler en Portugal.
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El track para el GPS que traemos no miente,
pero no siempre nos dice toda la verdad.
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Procuramos no quedarnos atascados en las trampas que os encontramos.
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Los esfuerzos empujando la moto en algún tramo
y el calor de la canícula se hacen notar.
Los días sin jabón hacen su mella
y los jabalís aprovechan para hacer sus abluciones.
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Los mojones fronterizos nos acompañarán durante el resto del camino
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También nos acompañarán las construcciones de granito
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La mayoría de las pistas son fáciles
para nuestros caballos de hierro.
Aunque a veces tenemos que ayudarles en los vadeos.
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Ese día dormimos en el “campismo”.
No hay turismo. Todo para nosotros solos.
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Algunas pistas son estrechas,
angostas.
Se convierten en senderos
que se ocultan entre la vegetación.
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Otras son anchas, rápidas y fáciles…
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Algunas tienen nombres que evocan aventuras de otras épocas.
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Otras nos prometen destinos infinitos…
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-O
O lugares de diversión constante
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Pero los días se terminan.
Hoy dormiremos aquí.
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… al raso, bajo un pino.
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Por la mañana hace frío.
Es mejor dejar que el sol nos caliente un poco.
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Josafrik preparando el desayuno.
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La ruta comienza de nuevo. Enfilamos al finisterre.
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Llevamos varios días en Portugal.
A veces rozamos la raya con España.
Otras veces los caminos se adentran en ella.
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Pero, de repente, descubrimos que no.
Según algunos todavía estamos muy lejos de España.
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¿Acaso nos habremos extraviado
y será esta una tierra extraña
poblada por misteriosos gigantes?
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Cresteamos la sierra
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Llegamos a Montalegre
y visitamos su castillo.
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A estas alturas del viaje, ya habiamos tenido tiempo para todo.
Para hablar y para discutir.
En algunas ocasiones, todo hay que decirlo,
no fue fácil y chocamos como toros.
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Afortunadamente nunca se salieron las aguas de su cauce
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Compartimos un pequeño tramo con el Camiño transfronterizo portugués
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Malo para caminantes,
difícil para bicicletas
y poco adecuado para nuestras monturas,
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a veces nos adentra en sembrados sin salida.
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Un pinchazo nos entretiene a la orilla de una pequeña balsa.
Humm, qué bien, tenemos agua y sombra.
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El camino se dulcifica y nos ofrece hermosas vistas
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Y la presencia de un espectacular dólmen
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Mas adelante, bien entrada la tarde,
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los caminos se complican
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Tuvimos tramos verdaderamente complicados con varias caídas,
en los que no apetecía tomar fotos.
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Perdidos o al menos despistados,
sin encontrar el rumbo,
con pistas cada vez más rotas
y la amenaza cercana de la noche y de la lluvia,
por fin encontramos el camino para cruzar el río
Un bello entablamento de losas ciclópeas de granito.
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Establecemos el campamento en sus orillas.
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Mañana será otro día.
Lo verás en…